El eje hambre–saciedad: hormonas que hablan al cerebro
Actualizaciones sobre fisiología, neurociencia nutricional y control responsable del peso.
El apetito es fisiología comunicándose
El apetito no depende de la fuerza de voluntad, sino de una compleja red de comunicación hormonal. Cada día, el intestino, el tejido adiposo, el páncreas y el cerebro intercambian millones de señales que determinan cuándo comemos, cuánto comemos y cómo nos sentimos después. Este entramado —el eje hambre–saciedad— constituye uno de los sistemas reguladores más finos del organismo humano.
Mensajeros clave del eje hambre–saciedad
- Grelina (estómago): “alarma de hambre”, se eleva antes de las comidas.
 - Leptina (tejido adiposo): informa de reservas energéticas y estimula la saciedad.
 - CCK y PYY (intestino): frenan el vaciado gástrico y prolongan la plenitud.
 - GLP-1 (células L): estimula insulina, reduce apetito y mejora el control glucémico.
 - Serotonina y dopamina (SNC): modulan recompensa y bienestar tras la ingesta.
 
Cuando la red se altera
Estrés, falta de sueño o dietas excesivamente restrictivas pueden generar un cortocircuito entre las señales periféricas y el cerebro. Resultado: pérdida de control del apetito, mayor impulsividad alimentaria y menor adherencia al plan nutricional.
Restablecer la comunicación fisiológica
El papel del nutricionista no se limita a prescribir hipocaloría: consiste en readiestrar la comunicación hormonal. Estrategias útiles combinan fibra fermentable, buen descanso, gestión del estrés y herramientas que favorezcan la saciedad natural. Este enfoque no fuerza al organismo: lo reeduca para responder a sus propias señales internas.
Conclusión para el nutricionista
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