Incretinas: la conexión entre nutrición, metabolismo y saciedad
Actualizaciones sobre fisiología, neurociencia nutricional y control responsable del peso.
El lenguaje químico de la saciedad
El sistema digestivo no solo transforma alimentos: comunica información metabólica al cerebro. Entre los mensajeros más sofisticados se encuentran las incretinas, hormonas intestinales que conectan la nutrición con la homeostasis energética y la sensación de saciedad.
GLP-1 y GIP: mensajeros duales del metabolismo
El GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1) y el GIP (péptido insulinotrópico dependiente de glucosa) se liberan tras la ingesta y actúan sobre páncreas, cerebro e hígado. Estimulan la secreción de insulina, reducen el apetito y optimizan el aprovechamiento energético.
- 🌿 GLP-1: retrasa el vaciado gástrico, induce saciedad y mejora la respuesta glucémica.
 - 🌿 GIP: potencia la sensibilidad a la insulina y favorece el equilibrio energético a largo plazo.
 
Más allá del fármaco: la vía fisiológica
En condiciones naturales, el GLP-1 se produce en las células L intestinales y responde a la calidad de la dieta: alimentos ricos en fibra soluble, prebióticos y proteínas magras estimulan su secreción. Este mecanismo endógeno ofrece un camino seguro para modular el apetito sin forzar al organismo.
Conexión intestino-cerebro
El GLP-1 no actúa solo en el metabolismo: también interviene en el circuito de recompensa, modulando el comportamiento alimentario desde el tronco encefálico y el hipotálamo. Esta integración explica por qué su modulación puede mejorar tanto el control de la ingesta como la relación emocional con la comida.
Conclusión para el nutricionista
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